La respuesta es no, sencilla, lisa y llanamente, no.
Y mira que te vas a cansar de escuchar un montón de tópicos, la inmensa mayoría tan eternos y poco fundamentados como la canción del verano. Aquí tienes unos ejemplos para que te vayas acostumbrando.
– Pues claro que son todos iguales, tú dejas a los niños y los recoges cuando acaba.
– Por supuesto que son prácticamente iguales. Que si actividades, que si unas horas de clase y que si tiempo libre y antes de que te des cuenta, se acabó.
– Pues mira, sí, todos, toditos. Tú llevas a los niños con la timidez subida y algo reticentes y los vas a buscar para verlos llorando y abrazados a sus “amigos para siempre” ¡Y no se quieren ir!
– ¿Acaso lo dudas? Mira, verano, amigos nuevos y lo mismo aprenden un poco algún idioma o desarrollan algún hobby, pero, a la hora de la verdad, todos son iguales.
-Qué quieres que te diga, poco se puede hacer con los críos en verano. Menudo mérito tienen los monitores, deben fabricarlos con plantilla acorazada.
¿A que te suenen las comentarios?
Son tan reales como equívocos y suelen ir aparejados con familias que, por una u otra razón, no han podido dedicar el tiempo necesario a buscar un campamento de verano que ayude a sus hijos en su crecimientos personal e intelectual y, quizá por no tener noticias al respecto, se agarran a los tópicos, así, como quitándole importancia.
Pero tú no, tú sí tienes tiempo para buscar lo que vas a ofrecer a tus hijos como un complemento, como un regalo que llevarán consigo el resto de su vida y que querrán repetir.
Tú conoces la diferencia entre estar dentro y estar fuera y no te conformas con un campamento como los que se encuentran detrás de los comentarios anteriores. Que haberlos los hay.
Pero para vosotros, están totalmente fuera del foco de atención.
Separado el polvo de la paja, habéis empezado a buscar un campamento en el que vuestras hijas e hijos formen parte de un proyecto, en el que se produzca un intercambio, en el que los minutos, las horas y los días, no se conviertan en un tobogán para deslizarse, a la mayor velocidad posible, hacia la salida. No, eso no es lo que buscáis.
Y eso es lo que marca la diferencia.
Vosotros buscáis un espacio de encuentro y aprendizaje, un escenario diferente al habitual que permita que vuestros retoños desarrollen capacidades y aptitudes latentes o recién descubiertas.
Estáis investigando para encontrar un campamento que aporte algo diferente que lo distinga, más que un campamento, vosotros estáis buscando una oportunidad de crecimiento para vuestros hijos.
Queréis un campamento con un equipo motivado y profesional que disfrute con su trabajo y, muy importante, que se note, porque sabéis que con esa carta, vuestros hijos se abrirán a la nueva experiencia , serán más receptivos y, lógicamente, recogerán los frutos.
Buscáis un espacio con una propuesta diferente, con un funcionamiento singular que facilite la vivencia de situaciones distintas de las habituales pero haciendo que los campistas se sientan seguros y protegidos para experimentarlas y para aprender sin presión, sencillamente por el gusto de adquirir nuevas herramientas para su vida. Y lo saben porque en ese espacio, las ponen en práctica.
Un campamento con esas características, no es un campamento como los demás y aún hay que sumar más porque, ya que os habéis arremangado y estáis sometiendo a cuidadoso análisis las ofertas que vais hallando en vuestro camino, no os vais a
conformar con lo primero que os llega con un toque especial.
Y hacéis bien, porque ahora empieza lo bueno, estáis viendo la punta del iceberg y lo más importante está debajo.
Un campamento que ofrece todo lo que hemos visto antes, es ya una buena apuesta para la formación de vuestros hijos e hijas pero es que, además, hay opciones desarrolladas por profesionales vocacionales que llevan tres décadas con esa oferta, treinta años, que se dice bien y pronto. Ese dato lo ponéis inmediatamente en valor porque comprendéis, a la primera, que una experiencia tan extensa es garantía de calidad y conocimiento.
Y si esa experiencia se pone al servicio del grupo, de forma general pero demuestra que está al servicio permanente de cada uno de los campistas para acompañarlo durante esas semanas en las que va a vivir una aventura única, pues como vosotros mismos estáis pensando, mejor que mejor. Y acertáis, sin duda.
Esos experimentados profesionales están ahí para cuidar a vuestros hijos, para
acompañarlos, para enseñarles y apoyarlos, en una palabra, para convivir. Y sí, esa es otra de las palabras mágicas, la tercera. A la experiencia se une la convivencia y juntas procuran una atmósfera confortable y atractiva en la que vuestros hijos se pueden desenvolver con soltura y, si en un momento dado, hay una piedra en el camino, saben que tienen junto a ellos a los monitores que velarán por su bienestar y seguridad en todo momento.
Experiencia y convivencia se encuentran con un despertar de la independencia porque en estos campamentos, los monitores están cerca pero respetando el desarrollo de cada uno de los campistas, su gestión de la convivencia, de la participación en las actividades y del grupo.
¿Crees que todos los campamentos son iguales?
Nosotros creemos que no, y nos atrevemos a aventurar que tú, muy de la canción del verano, del éxito momentáneo e insustancial, no eres.
Has llegado hasta aquí y eso solo puede significar que no te conformas con cualquier cosa, tú estás ayudando a su hijo a construirse y por eso, buscas un campamento diferente.