Porque si durante el resto del año, cuando todo transcurre de forma más ordenada, necesitan estar bien alimentados, durante el verano con el calor, el aumento de la actividad física y la bendita y providencial distensión de la rutina, la alimentación equilibrada y saludable se convierte en una prioridad absoluta.
Dicho esto, que ya sabías, vamos a ser un poco más concretos.
Ya ha dejado de ser habitual que un campamento signifique una primera salida de los niños y niñas sin sus padres para realizar comidas fuera de casa y vivir en primer persona eso de “otros lugares, otras costumbres” que celebraban los protagonistas de la maravillosa “El hombre que pudo reinar”.
“¡Ostras de la China! “¿te acuerdas?
Ahora, lo usual es que los niños coman en el colegio -ese es otro tema- y que la mayoría ya haya vivido la experiencia de comer, merendar o cenar en casas ajenas donde otras costumbres se han solapado con las suyas.
Se trata de pequeños cambios que preparan a los niños para la diversidad cultural, de participar en otras rutinas, de descubrir, incluso, nuevos alimentos.
Llegar al campamento con esa tarea hecha puede ser interesante, pero que no cunda el pánico si se trata de la primera vez, porque no va a haber un escenario mejor para que se produzca ese primer contacto con una experiencia novedosa en un ambiente de autonomía incipiente.
De forma que, en ningún caso, se trata de un bagaje imprescindible, porque si algo va a procurar el campamento a los campistas, es un baño de novedades que despertará su curiosidad, sus ganas de aprender, de experimentar y, sobre todo, de ser autónomos, y ahí no hay competencia posible, los campamentos de verano ganan por aplastante goleada porque cuentan con lo más importante, la participación espontánea de los alumnos.
Y tanta espontaneidad implica un consumo de energía extra, que no se nos olvide y es ahí donde la alimentación de los alumnos se convierte en protagonista.
Como padres y madres, sabéis que vuestros hijos pequeños son inagotables y que vuestros hijos adolescentes son inagotables. No, no es que nos estemos repitiendo es que ambos son igualmente inagotables pero de forma distinta, igual que ellos, los grandes y los pequeños, también agotan a los adultos de forma diferente.
Centrémonos en su energía, en la que tienen, en la que gastan y en la que es necesario reponer y más, durante el verano.
Vosotros, como padres y madres sabéis perfectamente que los momentos para comer durante el campamento, son momentos para reponer energías, que el día entero es un no parar y que cada paso por el comedor es un repostaje que permite seguir el ritmo de disfrute y experiencias a tope.
Siguiendo en la línea de lo que ya sabéis, estáis al corriente y defendéis que los menús han de ser saludables y atractivos a la vez, ligeros y energéticos, frescos y nutritivos.
Estamos de acuerdo. Unanimidad absoluta.
Compartimos esa inquietud con vosotros, estáis entre amigos y la complicidad que nos une sirve para aseguraros que nuestros campistas están encantados con nuestra cocina, disfrutan cada una de las cinco comidas diarias con total confianza, y se dejan llevar para poner el interés en esas otras cosas que para ellos, son realmente importantes, es decir, en sus compañeros y compañeras de campamento y en las experiencias que comparten.
Mientras dan cuenta de un desayuno energizante, de un almuerzo fresco, de una comida variada y nutritiva, de una merienda revitalizante o de una cena sabrosa que anticipa la celebración de una prometedora velada, tanto ellos como ellas, insistimos, se dedican a lo importante.
Y a vosotros, como padres, no os importa lo más mínimo porque éste es un trabajo de equipo y ya os habéis asegurado, a la hora de elegir campamento, de que la alimentación de vuestros hijos sea una de las piedras angulares durante su estancia y garantice un nivel de energía saludable que les permita disfrutar de la experiencia.
A ellos, que son auténticos profesionales en la materia, les toca la socialización, las conversaciones eternas con sus recién estrenados “mejores amigos”, esos que se acaba de conocer pero que ya ha alcanzado el status de “amigo del alma” y cuya amistad, como ya sabrás y como si de un sortilegio se tratara, perdurará para toda la vida.
Ellos tienen que dedicarse a vivir la experiencia, a exprimir al máximo esos días de autonomía en los que algunos se estrenan mientras otros se gradúan.
Días plenos de aprendizaje, de descubrimientos y experiencia alimentadas por su entusiasmo, por su curiosidad y por un modelo de alimentación que garantiza la vitalidad necesaria para no perderse nada.
Por esta semanas, tú nos ha elegido, ellos, nos prefieren y nosotros, cuidamos su cuerpo y su mente.
Todo en su sitio.