Pero vamos a ver ¿Realmente hay una forma de pasarlo mejor durante unas semanas de verano?
Imagínate, rodeado de iguales, con un calendario de actividades que incluye todo lo que te gusta y en un entorno que recrea un pueblo británico ¿Se te ocurre un plan mejor?
No ¿verdad? Y, sin embargo, existe, porque a todo eso le puedes sumar que tus hijos van a salir de su entorno habitual y van a ser capaces, disfrutando y creciendo sin darse apenas cuenta, de desenvolverse socialmente, establecer relaciones y crear lazos especiales con los compañeros y compañeras y, por supuesto, con los monitores que convivirán con ellos durante sus vacaciones.
Hablamos de sociabilizar, y sociabilizar, no es solo conocer a pasajeros ocasionales del viaje por la vida de cada uno de nosotros, en este caso, de nuestros hijos. Sociabilizar es algo mucho más apasionante.
Se trata de un concepto, que aunque lejos del tapizado en cretona, se ajusta bastante bien al bolso de Mary Popins, por extraordinario, sorprendente, flexible, extensivo y ambulante.
Nos explicamos. Cuando hablamos de socializar durante un periodo de convivencia en campamento, colonias o vacaciones, en general, no nos referimos a un contacto puntual entre los campistas. No se trata de compartir una habitación, una piscina, unas clases de inglés, una serie menús en el comedor, unos talleres creativos para descubrir talentos ocultos o unas cuantas noches de juegos y concursos. No, no se trata solo de eso.
Cuando nosotros hablamos de sociabilizar nos referimos a lago mucho más personal y valioso.
Compartir una habitación implica, como es natural, horas y horas de interminable charla, a lo largo de las semanas de campamento; encontrar almas gemelas; dramas y comedias compartidos; sueños y horizontes semejantes y, también, mantener una armonía de espacio, una limpieza, un orden personal que alimente ese escenario de confidencias y también el desarrollo habitual de las jornadas veraniegas. Es integrarse en un grupo aportando el sello personal y, a la vez, colaborando en el sello del grupo. Para ello hay que actuar de una forma responsable pero no porque ésta venga impuesta sino porque los campistas interiorizan esa actitud: “para que todo funcione, yo debo funcionar a título personal y en la relación con mis compañeros y compañeras”.
Como verás es un escenario que incluye tanto las charletas nocturnas como el orden diurno. Cabe todo.
Te lo dije, el bolso de Mari Poppins pero prescindiendo de la antigua cretona que puede traer aromas de naftalina.
Sigamos deshaciendo la madeja de lo que nosotros consideramos sociabilizar.
¿Qué ocurre con las actividades? Pues tres cuartos y mitad de lo mismo.
Asistir a clases o talleres es uno de los alicientes del campamento.
La película de un año entero tiene diferentes localizaciones y estaréis conmigo si os digo que nada tiene que ver el plató de un campamento con el plató escolar. Pero nada, de nada.
Entre nuevos compañeros y compañeras, con un clima relajado que en el que ni está ni se espera al factor presión por la evaluación constante; entre miradas cómplices y con monitores profesionales especialmente preparados para ese tipo de escenarios, las clases y actividades complementarias, se convierten en un auténtico espacio de aprendizaje y práctica. Un escenario en el que descubrir que un idioma es mucho más que vocabulario y gramática, porque vuestros hijos empiezan a utilizarlo de verdad y a verlo como un auténtico recurso que poner en práctica, una llave que abre puertas.
Los campistas, en ocasiones para su propio asombro, se sienten capaces de utilizar un recurso que les permite realizar actividades en otro idioma y salir, no solo airosos, sino por la puerta grande porque, cada uno en su nivel, lo ha conseguido, se han expresado y han sido correspondidos. Se ha establecido una auténtica y valiosa comunicación.
La sociabilización también ha hecho su papel en este campo.
¿Y qué podemos decir de compartir las actividades de ocio, desde la piscina hasta los descansos o las veladas nocturnas?
Pues que si vuestros hijos han sido capaces de defenderse y comunicarse en un idioma distinto durante el desempeño de acciones como el estudio, las operaciones bancarias, etc…imaginad de lo que serán capaces cuando la atmósfera esté absolutamente relajada, cuando la improvisación y la espontaneidad estén en el aire dominando el espacio.
De manera que no es que la socialización durante unas colonias de verano sea divertida, es que no podría ser otra manera.
Estamos hablando de un superalimento que dejará una huella imborrable en la formación y en el crecimiento emocional de vuestros hijos y un día, cuando recuerden esos momentos y os digan que aprendieron más inglés en tres semanas que en todo el curso, os pondréis muy contentos sospechando que acertasteis.
Y eso no es lo mejor, porque cuando os hablen de sus compañeros y compañeras de entonces -quizá algunos sigan en contacto, suele ocurrir- y no se les despinte una sonrisa entre nostálgica y satisfecha, entonces lo sabréis con certeza absoluta, disteis justo en el centro de la diana.
Hasta entonces, confiad en la experiencia de quienes llevan más de tres décadas cultivando una forma diferente de enseñar, de crecer en la vida.